El Puy du Fou y los de siempre (Xohana Bastida)
En las últimas semanas no dejan de aparecer noticias acerca del Proyecto de Singular Interés del Puy du Fou, del que tanto se habla en Toledo últimamente. Algunas, las más difundidas, son favorables a los intereses de la empresa; por ejemplo, la presentación de un manifiesto firmado por personas favorables a la implantación de este complejo de ocio en nuestro municipio, o la concesión de licencia municipal para segregar la parte de la finca Zurraquín en la que se prevé instalar.
Poco importa que ese manifiesto estuviera impulsado (a empellones, en algunos casos) por algunas “figuras notables” de la ciudad con intereses en el proyecto, y que sin duda saldrían beneficiadas de salir este adelante. Y, desde luego, nada importa que se haya segregado una parcela específicamente para construir un complejo de ocio que aún no está aprobado, y sobre el que recaen serias objeciones urbanísticas, legales, medioambientales y socioeconómicas aún no respondidas de forma satisfactoria. No: estas noticias se difunden y jalean como algo indudablemente bueno, porque favorecen a los intereses de quienes importan en esta ciudad. Lo malo es que quienes importan no somos la mayoría.
Otras noticias pasan más desapercibidas, pero son tanto o más pertinentes: por ejemplo, la recentísima declaración de caducidad del Proyecto de Singular Interés del Barrio Avanzado, en Toledo. Aquel proyecto, apadrinado por José María Barreda y Emiliano García-Page (alcalde de Toledo, a la sazón), preveía la creación de 2.000 viviendas de protección pública y la creación de 800 empleos (500 directos y 300 indirectos), en un proyecto cuajado de lirismo que no contemplaba más que ventajas para las y los habitantes de la ciudad. De aquellas promesas, ¿qué queda hoy? Un proyecto caducado. Una construcción en ruinas (el edificio piloto del proyecto), que el erario público pagó 600.000 euros por construir y cuya demolición también habremos de abonar entre todas y todos. Un más que probable agujero en las arcas públicas, ya que desconocemos (porque ningún medio lo menciona) qué porcentaje de los 18,7 millones de euros por los que llegó a adjudicarse el proyecto fue percibido finalmente por la empresa que se hizo con la licitación. Y, presumiblemente, una inyección de publicidad para los políticos promotores del proyecto en las siguientes elecciones, gracias a sus promesas (incumplidas) de prosperidad.
¿Quién dice que el PSI no cumplió con su función? En esta ecuación, todos los factores salieron ganando… salvo la ciudadanía. Pero es que estos proyectos no suelen estar diseñados para que ganemos la mayoría.
Los miembros del colectivo Queremos Saber la Verdad del Puy du Fou tenemos la triste seguridad de que esos intereses (los de siempre) son los que en última instancia saldrían favorecidos de aprobarse este nuevo PSI. Afirmamos por experiencia que esta operación no será beneficiosa para la ciudadanía: en el “mejor” de los casos, si el proyecto se llevara a término, ofrecería a la gente de a pie una cantidad indeterminada (que varía de documento a documento y de declaración pública a declaración pública, según interese) de empleos temporales durante medio año y, por lo tanto, precarios; deterioraría irremediablemente un valioso patrimonio natural de la ciudad; influiría de maneras no analizadas ni estudiadas con rigor (y, por tanto, imprevisibles y potencialmente perjudiciales) en un modelo de explotación del turismo que ya existe en nuestra ciudad y ya da trabajo a muchas y muchos de nuestros conciudadanos; y propiciaría un relato de la historia deformado por una visión del mundo (la de Philippe de Villiers) extremista y llena de prejuicios hacia otras culturas, precisamente en la “Ciudad de las Tres Culturas”. Y en el peor de los casos, las personas de a pie que vivimos y trabajamos en nuestra ciudad (y que no vamos a disfrutar de encargos suculentamente recompensados, contratas bien dotadas o propaganda en época de elecciones) acabaremos pagando y sufriendo las ruinas de un proyecto visionario más, que estropeará nuestro entorno y acabará beneficiando solo a algunos.
Quienes impulsan y defienden a capa y espada este PSI (y han defendido otros fallidos en el pasado) tienen influencia y dinero. Los de a pie solo tenemos la voluntad de luchar por el beneficio de la mayoría, y la firme convicción de que luchamos por el bien común; el bien de todas y todos, y no solo de los de siempre.
Puedes leer la noticia en el PeriodicoCLM, y en toledodiario.es
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